Hoy Enrique Peña Nieto entrega a los mexicanos su sexto informe como Presidente de la República. El último de su administración.
Su administración será recordada sin duda por los múltiples desatinos y las controversias que causaron que se convirtiera en uno de los Presidentes mexicanos menos respetados de la historia y por casos como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la famosa casa blanca.
En nuestro caso, los tamaulipecos tendremos muy poco por qué recordarlo.
La gran esperanza de muchos, era que emprendiera acciones firmes en contra de la inseguridad, sin embargo, el problema lejos de solucionarse, pareció verse agravado con el paso de los años.
Sí tuvimos la presencia, principalmente en las ciudades del norte del estado, de las fuerzas federales y militares, pero carecimos de una verdadera labor de inteligencia que resolviera los constantes problemas a los que nos enfrentamos todos los días.
En materia de infraestructura, Tamaulipas siguió relegado. Salvo algunas vialidades que han resuelto parcialmente algunos de los problemas de tráfico en las ciudades más grandes del estado, nunca vimos un plan que dotara a la entidad de una infraestructura de comunicación “choncha” y eficaz, digna de una zona que ocupa los primeros lugares en comercio exterior en el país.
No vimos apoyo al deporte, ni al profesional y al amateur. Tamaulipas, a excepción por inversiones de gobiernos estatales y locales, sigue careciendo de la infraestructura que prepare más a los jóvenes deportistas del futuro o que atienda el deseo de la población de tener equipos profesionales y ponerse su camiseta.
Tamaulipas también quedó fuera de cualquier plan relacionado con el turismo. Siendo una entidad rica en recursos naturales, en el Gobierno de Enrique Peña no hubo quien volteara a verla.
Y como estos temas hubo muchos otros más: educación, desarrollo económico, desarrollo social, ecología, etc.
Para los tamaulipecos fueron 6 años más esperando una gran oportunidad.
