La Procuraduría de Texas inició hace unas semanas una investigación ante la sospecha de que la popular cadena de comida rápida, Chick-fil-A, fue objeto de discriminación por las creencias religiosas públicamente manifestadas por su propietario, Dan T. Cathy.
El Ayuntamiento de San Antonio rechazó la instalación de un restaurante de la cadena en el aeropuerto internacional de esta ciudad.
Las autoridades de Texas investigan si esta decisión pudo haber sido tomada debido a las creencias cristianas que identifican la popular compañía de venta de sándwiches de pollo.
Este jueves, por segunda ocasión en menos de un mes, el Procurador de Texas, Dan Paxton, ha solicitado, por medio de una solicitud de información pública, todos los registros de la comunicación que haya existido entre el alcalde de San Antonio, Ron Niremberg y los integrantes de su cabildo.
“La decisión de discriminar a cualquier proveedor en base a creencias religiosas asociadas con la empresa y sus propietarios desafía la Constitución y las leyes de Texas”, dijo el Procurador General Paxton. “Espero dar revisión a los archivos de la ciudad de San Antonio en busca de explicar por qué el Ayuntamiento se enfocó en esta respetada cadena de restaurantes para su exclusión del contrato de concesionarios de la ciudad para el aeropuerto internacional”.
Las creencias religiosas de Cathy, un bautista protestante, han generado el rechazo de un sector de la comunidad, debido a su oposición al matrimonio del mismo sexo y a su apoyo a causas sociales que rechazan la homosexualidad, aunque dicho respaldo ha sido eliminado en la actualidad.
En el Valle de Texas operan 15 restaurantes de esta cadena.